Medusas hay muchas. Las hay más y menos bonitas. O más y menos grandes. Pero la mayoría de ellas pican. El clavel, una especie típica de nuestras costas, es de las que más. Encima suelen aparecer en plagas. Sus tentáculos, que le salen de la boca, se alimentan de peces pequeños.

Una de las más voluminosas y menos urticante es la medusa barril, vista en las costas de Málaga, Almería y Granada. Pueden llegar a pesar 40 kilos y medir 70 centímetros de umbrela y dos metros de tentáculos.

La realidad es que no es muy típica del Mediterráneo, pero la subida de las temperaturas y la menor presencia de su depredador directo, las tortugas, la ha traído hasta nuestra zona.

Una de las especies que más se está viendo en nuestros mares -y que no es una medusa- es la carabela portuguesa. Se caracterizan por tener tonos morados y tentáculos de hasta 20 metros, que son precisamente su parte más peligrosa pues los bañistas no pueden verlos con facilidad y pueden engancharse.

Por su parte, el acalefo radiado, una especie pequeña pero con largos tentáculos, también suele aparecer en puntos del Mediterráneo y del Atlántico. Su picadora puede ser muy urticante, como también lo son las medusas cruz, una especie que brilla por la noche y que tiene muchos tentáculos.