Antonio Albacete, piloto con amplia experiencia, explica qué ocurre cuando se circula a determinada velocidad por la carretera.

A 120 km/h, podemos parar un coche con cierta distancia de seguridad con unos 100 metros de separación. A esa velocidad, los sistemas de seguridad (controles de tracción y de estabilidad) actúan de buena manera y salvan muchas vidas y accidentes, según explica el piloto.

El problema, según Albacete, es cuando se superan esas velocidades. A 150 km/h "las cosas empiezan a pasar mucho más deprisa. No todo el mundo puede tener la concentración que se necesita para conducir a esa velocidad". En ese momento, ir escuchando la radio o ir conversando con el copiloto supone un riesgo.

La capacidad de reacción también se reduce: "Hay que estar muy atento, hacerlo más suave e ir más concertado". Además, lo guardarrailes pueden ser "una cuchilla" y ser peligrosos a esa velocidad.

A la velocidad de 200 km/ nadie debería de ir en autopistas y autovías, sólo se puede ir así en circuitos. "Un bache a esa velocidad puede sacarte fuera de la carretera", explica el piloto. También los neumáticos pueden perder la sujeción a la carretera.

¿Por qué se fabrican coches que circulan a altas velocidades?

La razón por lo que se siguen fabricando vehículos que pueden alcanzar velocidades muy altas es porque en algunos países de Europa hay tramos que no tienen límite de velocidad. Además, tal y como explica el piloto, la gente que compra este tipo de vehículos disfrutan de ellos en circuitos.

Pero insiste: "Tenemos que ser conscientes de que en carretera no estamos solos", por lo que para circular a esas velocidades se debe de acudir a los circuitos específicos.