"Nuestro trabajo es que no mueran y dejarlos en tierra firme. Aquí los dejamos en manos de las administraciones", explica Óscar Camps, en referencia a la llegada de los 300 migrantes a la bahía de Algeciras.

Señala, además, que "han llegado cansados, pero con una sensación de alegría y satisfacción porque están vivos".