Casi tres décadas después del crimen de Alcàsser, la Guardia Civil se dispone a buscar pruebas biológicas contra Antonio Anglès. Lo hará inspeccionando de nuevo el coche de Miguel Ricart, condenado a 180 años por los asesinatos de las tres jóvenes.

La investigación arranca con un requerimiento de la acusación popular, ya que no hay evidencias biológicas de que las niñas estuvieran en ese coche, que era habitualmente utilizado por los dos presuntos autores para efectuar sus atracos.

En concreto, criminalística analizará 50 pelos que no fueron analizados en el momento del hallazgo. Especialmente 11 de ellos, que se encontraron en los cuerpos de las menores. Con ellos se pretende reforzar la acusación contra Antonio Anglès por si fuera encontrado.

Javier Martínez, periodista de Las Provincias, ha explicado que el Opel Corsa "fue el que usaron para raptar a las niñas y trasladarlas al paraje montañoso donde fueron asesinadas". Ahí se encontraron 165 pelos que fueron analizados, pero ninguno pertenecía a las niñas.

"Después de todo lo que se ha especulado sobre la participación de un tercer individuo, todo esto podría arrojar luz", ha indicado el periodista, que ha asegurado que los investigadores disponen de 8 años.

En 2029, el caso prescribirá, justo 20 años después de las escuchas telefónicas que autorizó la jueza de Alzira para intentar averiguar el paradero de Antonio Anglès.