Un hemotorax, una rotura de costillas, de vértebras y problemas en el hígado. Su hijo, todavía conmocionado cuenta a las cámaras de 'Más vale tarde', cómo no se podía creer, "no me podían asegurar si mi madre iba a vivir o no. No sabía dónde meterme".

Chelo no recuerda casi nada de lo que ocurrido, salvo el miedo, el dolor y a su agresor. "Recuerdo cómo apuntaba directamente hacia mí con la escopeta, cuando me dí la vuelta, me dieron por la espalda", afirma.

Cuatro meses después está bastante recuperada y ha sacado valor para hablar por primera vez en un medio. Ahora espera que la denuncia que interpuso su familia en los juzgados mientras ella estaba sedada, llegue a juicio y la falta de identificación de antidisturbios no sea una excusa para que la policía se lave las manos.