Andrea Rondal ha sido una de las primeras personas en recibir la vacuna contra el coronavirus ya que es enfermera en Reino Unido, y por lo tanto pertenece a un grupo de riesgo por trabajar con pacientes COVID-19.

El pasado viernes le inyectaron la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus y asegura que solo sintió un poco de dolor. El 2 de enero repetirá, pero sabe que hasta que no tenga la última dosis no genera inmunidad: "Tenemos que seguir con las precauciones, y después esperar unas semanas para estar protegida", explica.

Además, cuenta que antes de vacunarse solo tuvo que rellenar un formulario con sus datos, el lugar donde trabaja y si tiene alergias a algún medicamento o producto, lo que le habría imposibilidad la vacunación. Después de recibir la dosis le dieron una cartilla de vacunación donde apuntará las fechas y debe llevarla a cualquier sitio, como si fuese un pasaporte sanitario.

A quienes tienen miedo o rechazan vacunarse por otros motivos, la enfermera ha querido mandar un mensaje: "Si fuera un tratamiento para el cáncer u otra enfermedad, la gente estaría dispuesta a asumir cualquier tratamiento sin pensar dos veces en los efectos", afirma.

Por ello, dice que en esa vacuna tiene "plena confianza de que fue producida con buena intención porque todos trabajaron duro para conseguirla". "Es eficaz y es para seguir adelante en este año que se han destruido muchas vidas", anima la sanitaria.