Latercera ola de calor en lo que llevamos de verano hace que muchas personas estemos más irascibles o más insoportables. Y es que el calor no solo afecta al cuerpo sino también a la mente. Y la culpa de esto la tienen nuestras propias hormonas.

Tal como explica el psicólogo José Antonio Galiani en Más Vale Tarde esto es así porque "el cerebro es el ordenador central de nuestro cuerpo y cuando hay un estrés térmico también se expresa. Hay por tanto, una mayor producción de adrenalina y cortisol que son hormonas que provocan esa irritabilidad y nos hacen además tener menos tolerancia a la frustración".

Si además somos personas tendentes a la irritabilidad, "se juntarían el hambre con las ganas de comer", señala el profesional. Esto es, "se juntarían factores de vulnerabilidad propiamente genéticos de la persona con factores de riesgo añadido", como en este caso son factores externos como las altísimas temperaturas que estamos alcanzando estos últimos días.

Puede haber por ello también más discusiones o más enfados con nuestras personas más cercanas, como nuestra pareja, porque "escogemos esa relaciones íntimas como detonador para poder de una forma u otra sacar fuera eso que nos genera el estrés. Esa homeóstasis o constante búsqueda de la adaptación del cuerpo a lo que es un medio de bienestar genera una mayor tensión en el organismo y bajan o disminuyen por tanto, todas las sustancias químicas nos provocan ese bienestar o ese placer, como son la oxitocina o serotonina", concluye el experto.