Las discotecas de Barcelona se movilizan contra agresores sexuales: una veintena de estos establecimientos de ocio nocturno ponen en marcha una iniciativa consistente en dar tapas de vasos a sus clientes para evitar que alguien pueda introducir sustancias químicas en las bebidas con la intención de cometer una agresión o violación sexual contra los mismos. Una cuestión que en Más Vale Tarde nos ha llevado a preguntarnos qué clase de sustancias se suelen echar y qué provoca este ejercicio puro de violencia, en su inmensa mayoría contra las mujeres.
Para ello, hemos contado con la ayuda del experto en toxicología y forense José Cabrera, quien en el programa ha recordado, antes de entrar en materia, que no es la burundanga -como se podría pensar en un principio- la principal droga usada para estos casos. "Con la burundanga hubo ocasionalmente algún caso, pero ya es más una 'leyenda urbana'", ha subrayado Cabrera, destacando que "lo que se usa ahora es benzodiazepina". En otras palabras, medicamentos empleados en el día a día: "Medicamentos que usamos como ansiolíticos para dormir, por ejemplo".
"En definitiva, son sustancias que bajan la defensa de la persona, la duermen prácticamente. Son medicamentos que se usan de forma pérfida, echándolos en el alcohol, con cuya mezcla supone la práctica somnolencia de la persona", ha advertido el experto, que ha reseñado a su vez la necesidad de luchar contra este tipo de agresiones que ponen en riesgo la salud no solo física, también mental, de las víctimas. Porque la situación es grave por otro factor: que es imposible detectar la sustancia en la copa.
Así lo ha afirmado Cabrera, negando con la cabeza cuando Iñaki López, periodista y presentador de Más Vale Tarde, le ha preguntado por esta cuestión: "Es imposible porque en la disolución con el alcohol se pierde el sabor. El alcohol es además fuerte, y los cócteles (como la ginebra mezclada con tónica o con cola) son capaces de apagar cualquier tipo de amargura que tengan estas sustancias". Así lo ha sentenciado el experto en toxicología: "Son imposibles de identificar por el sabor".