Jerez de la Frontera vive su fiesta más grande. La ciudad respira aire de feria en cualquier rincón. Incluso en el Alcázar de Jerez del siglo XII, donde vivía el gobernante árabe yl único edificio almohade que se conserva en la península.

La Alameda, otras de las paradas imprescindibles, está llena del árbol típico de Andalucía, los naranjos. Allí también se encuentran varias jacarandas, árbol que da color por toda la ciudad. Pero si por algo es conocido Jerez es por su Feria del Caballo, considerada Fiesta de Interés Turístico Internacional.

A diferencia del resto de ferias, la de esta ciudad andaluza cuenta con un gran número de casetas abiertas el público y gratuitas, pues todo el mundo puede entrar en todas las casetas. Para sobrevivir a las altas temperaturas de estos días es imprescindible tirar de rebujito, tal y como aseguran tres locales.

Donde también se puede cargar fuerzas en un tabanco, un bar y antigua taberna donde antes se vendía vino y hay flamenco en directo. La tapa mítica es la de los chicharrones, que se sirve con sal gorda y limón.