A simple vista hay objetos que pueden parecer un bonito bolso de mano o una tarjeta de crédito, pero son objetos que tienen un uso prohibido: un puño americano o una navaja que cabe en la cartera.

Solo son un ejemplo de los objetos que periódicamente interviene la Policía y la Guardia Civil, aparentemente inofensivos, pero que esconden todo tipo de armas, también de fuego.

Hay bastones cuya empuñadura es una pistola. Existe bolígrafos que se convierten en una navaja. Linternas en las que aprietas un botón y se convierten en pistola táser. Cinturones o incluso souvenirs que a simple vista pueden parecer una Torre Eiffel que son, en realidad, puñales. También hay ya vapeadores que esconden cuatro lanzas.

Los agentes muestran todo este sinfín de objetos peligrosos en sus redes sociales para informar de que llevarlos encima es un delito.

Lo cierto es que existe todo un mercado negro de armas camufladas y la sanción por portar este tipo de objetos en nuestro país puede llegar hasta los 30.000 euros, dependiendo de la gravedad del arma en cuestión.