Pedófilo en un colegio
Bea de Vicente, sobre las víctimas menores del padre Marcelino: "Los niños no mienten de forma natural. Cuando fantasean es con temas muy pueriles"
"Gracias a la valentía de una niña, se rompió el silencio en el colegio de La Moraleja". Así, tal y como contaba el padre de otra menor abusada, se descubrieron una serie de agresiones sexuales por parte del padre Marcelino, el ex capellán del colegio Highlands, de La Moraleja (Madrid).

Continúa el juicio que juzga, por presuntos abusos sexuales, al que fuera el capellán del colegio Highlands, de La Moraleja, en Madrid. Sobre este religioso recaen hasta seis denuncias por haber abusado de menores de edad, de entre 6 y 8 años, aprovechando su cercanía a los alumnos de dicho centro educativo de los Legionarios de Cristo. Este viernes, se han retomado las sesiones para escuchar a todos los citados. Ha sido el turno de dos de las profesoras.
Docentes que, hay que recordar, han sido denunciadas por los padres de las víctimas al asegurar que les habían contado lo que estaban sufriendo. Nadie hizo nada. Tuvo que ser una de las menores abusadas, muy valiente, la que contó a su familia los horrores a las que las sometía el padre Marcelino.
Analizando todo lo dicho en sede judicial, ha estado este viernes en Más Vale Tarde la abogada Beatriz de Vicente, que considera que lo más sangrante de este caso es que las niñas avisaron durante meses de los abusos a esas dos profesoras. Hubo que esperar a que las niñas declararan ante el juez para poder investigar como encubridoras a las docentes.
"Los niños no mienten de forma natural. Cuando fantasean es con temas muy pueriles. Y es que una niña dijo la frase: 'Tengo monstruos en la cabeza'. Esto a un niño no se lo proyectas". Y continúa explicando: "Cuando un niño tiene un relato aprendido, lo repiten y no se salen del guion", pero en la declaración de las víctimas del padre Marcelino "hay un relato muy espontáneo".
Y, sobre todo, destaca lo mal que se tuvieron que sentir las menores, de entre 6 y 8 años, cuando acudieron a dos personas de poder para ellas, sus profesoras, y estás no atendieron a su sufrimiento.
Ante la pregunta: "¿En qué posición están ahora estas profesoras?", De Vicente ha explicado que hay que descubrir su nivel de implicación. Es decir, si son "cooperadoras necesarias", si su silencio ayudó a que se cometieran los delitos; o si sabían poco y solo callaron.