Robos con trasfondo sexual

Bea de Vicente, sobre el robabragas de Barcelona: "Del fetichismo luego van escalando; es inquietante"

La abogada advierte de que este tipo de robos no son una simple travesura, sino un comportamiento sexual fetichista que puede derivar en delitos más graves. "Empiezan robando ropa interior y luego buscan más estímulos. Es muy perturbador", explica.

Bea de Vicente, sobre el 'robabragas' de Barcelona: "Del fetichismo luego van escalando; es inquietante"

Lo que empezó como un robo de ropa interior se ha convertido en una historia inquietante. Un encapuchado lleva cinco meses colándose de madrugada en la terraza de dos jóvenes de Barcelona para robarles las bragas tendidas. En las imágenes de las cámaras de seguridad se le ve acercarse sigilosamente, estirarse sobre la barandilla y coger la ropa. En una ocasión, incluso utilizó una fregona de la propia casa para alcanzarlas.

Las víctimas, Abril y Laia, viven en un bajo de fácil acceso y aseguran que ya no duermen tranquilas. "Vuelve una y otra vez, golpea las ventanas… tenemos miedo", cuentan. Los Mossos d'Esquadra llegaron a detener al sospechoso, pero quedó en libertad porque, según les explicaron, "como no entra en la vivienda, no hay allanamiento".

Además de la angustia que viven las jóvenes, el caso ha generado alarma entre los expertos. La abogada Bea de Vicente lo tiene claro: no es una travesura, sino un comportamiento sexual fetichista que puede ir a más. "Es muy perturbador. Se llama robo fetichista de ropa interior, y hay algo en criminología que se llama escalada criminal. El sujeto busca cada vez más estímulos. Empieza con algo que parece poco intimidatorio, como robar bragas, pero luego va subiendo: el mirón, el exhibicionista, el agresor sexual…", explicó en Más Vale Tarde.

Bea de Vicente advierte de que estos comportamientos no son inofensivos. "El ladrón se apropia simbólicamente de la sexualidad de las mujeres a través de la prenda que roba. Es una forma de dominación, de invasión. Y cuanto más joven es quien lo hace, más preocupante resulta, porque hay más margen de evolución hacia delitos más graves".

La criminóloga recuerda que en España ya ha habido casos similares con condena, como el de un hombre de unos 50 años en Conil, Cádiz, que entraba en viviendas para llevarse ropa interior femenina. "¿Os dais cuenta de la violencia que supone entrar en un lugar ajeno para llevarte algo tan íntimo?", subraya.

Para Bea de Vicente, el caso de Barcelona encaja en un patrón claro: no es un simple robo, sino el inicio de una conducta sexual desviada que puede escalar con el tiempo. "Del fetichismo luego van escalando, y eso es lo inquietante", concluye.

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