Es Álvaro López Tardón, tiene 39 años y es el cabecilla español de la red de ‘los Miami’. El mayor narcotraficante internacional de nuestro país y el número uno del crimen organizado. En Estados Unidos vivía a todo trapo y se encargaba de lavar el dinero que ganaba con el tráfico de cocaína; un delito que le ha salido caro. Ha sido condenado a cadena perpetua: 150 años entre rejas por trece cargos de lavado de dinero y conspiración.
El dinero sucio procedente de la venta de toneladas de droga en España, 26 millones de euros, lo blanqueaba y gastaba todo sin pudor: Bugattis o Ferrari’s valorados en más de un millón de euros, relojes exclusivos, casas, joyas y apartamentos en Miami Beach.
Durante el proceso judicial en Florida, ha sido literalmente vendido por sus compinches, se ha quedado sólo. También testificó en su contra su exmujer, Sharon, una bailarina a la que llegó a amenazar con un cuchillo. Le definen como un sociópata violento.
Consiguió crear todo un imperio del tráfico de cocaína. Droga que enviaba desde América Latina a España. Luego el dinero lo blanqueaba en Miami. Un negocio redondo que se vino abajo en 2011 cuando arrestaron a sus contactos en España, entre otros a Ana Cameno, su mejor distribuidora de droga y, como él, devota de la santería. Después, uno de sus socios admitió ante la policía norteamericana haber traído a España cocaína en cajas de pimienta.
Se ha sometido a numerosas intervenciones estéticas y en sus fotografías emula a los modelos. Hace tras años la policía nacional encontró en un zulo debajo de la cama de su hermano Artemio 25 millones de euros en efectivo. Excavados bajo tierra a metro y medio del suelo. Pero no queda ahí la cosa, porque se incautaron de joyas, brillantes, oro y perlas un total de 75 millones de euros. En su habitación se encontraron un jacuzzi y una barra de bar.
Pero su lista de delitos no acaba aquí: está acusado del intento de asesinato de un policía español, de haber ordenado dos asesinatos y amenazas de muerte a su mujer. Una vida llena de excesos que ahora se le acabaran entre rejas.