Eduardo Strauch cuenta en Lo de Évole que cuando fueron rescatados tras 72 días en los Andes sintieron "nostalgia". "Es rarísmo porque empecé un periodo largo de felicidad absoluta, pero sentía una nostalgia por todo lo que dejamos. Creamos una sociedad de la nada y mi mente nunca fue tan libre como allí", expresa.

En lo referente a las diferencias entre la sociedad real y la 'sociedad de la nieve', Eduardo destaca que cada uno allí fue uno mismo "sin máscaras". "Siempre decimos que nos conocimos más que nuestras propias mujeres", manifiesta, tras lo que habla de su amor por la montaña pese a la pesadilla que vivió, hasta el punto de que quiere que su hijo lleve allí sus cenizas cuando muera "dentro de muchos años".

"Diez años después del accidente me llamó uno de los supervivientes y me dijo que daría cualquier cosa por estar una noche más allá arriba. Yo le dije que estaba loco, pero él quería sentir ese estado de comunicación y de integración que sentimos ahí", cuenta 'Fito', a lo que Évole les pregunta a los primos Strauch si "hay síndrome de Estocolmo" y Eduardo reconoce que "puede haber". "Nosotros vivimos los momentos más intensos de nuestra vida, de felicidad, de sufrimiento, de conocernos a nosotros mismos y muchas cosas muy positivas", subraya al respecto.

Por su parte, 'Fito' expresa que odiaron "a esa montaña hija de pu** los primeros días", pero después entendieron "que ella es como es" y que eran ellos quienes se tenían que adaptar a ella. "Es intransigente, igual que Dios y les importa un carajo lo que nos pasa a nosotros", añade.