Maruja Torres se sincera con Jordi Évole y le cuenta que su padre la abandonó cuando ella solo "tenía siete años", algo que, según dice, "te marca para siempre, y te marca en la forma en que eliges a los tíos". "Buscas uno que te deje, ¿y quién mejor para dejarte que los casados? Yo tenía líos con hombres casados", confiesa.

"¿Nunca te colgaste de ningún hombre casado?", le pregunta entonces Évole, a lo que la escritora le responde con sinceridad que lo hacía "constantemente", pero que su oficio la salvaba "de la ruptura". "Yo llamaba a la redacción de 'El País' y decía que iba para allá, que tenía el corazón roto, y que me preparasen un reportaje".

"El oficio era el amor, el verdadero amor era el oficio", expresa, en referencia al periodismo, a lo que añade que también era su "hogar". "La redacción, el olor de la linotipia, las máquinas de escribir... eso era mi hogar", expresa.