La muerte de Pau Riba dejó un vacío en Albert Pla. El cantante cuenta a Jordi Évole que, con las cenizas de su amigo, prepara unos chocolates en su recuerdo. Esta muerte y la de otros seres queridos son "una pesadilla recurrente" para Pla.

"Siempre vuelve. Parece que nunca vas a salir de ese pozo y sales hasta que llega el próximo muerto", lamenta. Évole celebra lo "increíble" que está el chocolate, algo que Pla secunda: "Era buen cantante y ahora su cuerpo está buenísimo".

Évole le pregunta a Pla si le dejará este tipo de bombones cuando él se muera, aunque el cantante espera poder comerse los que le deje Évole, al que gana en su partida de dominó. Todo, bajo la atenta mirada del conejo Manolo.