La ley del pan que entró en vigor el pasado 1 de julio llegaba para permitir que los consumidores pudiésemos saber con mayor certeza qué tipo de pan estamos comprando y comiendo, ya que regula la información que tiene que aparecer en las etiquetas.

Con esta norma, un pan no puede ser denominado "integral" si no tiene 100% de harina integral, "de masa madre" si no tiene un mínimo de 5% de masa madre, "de leña" si no ha sido horneado en un horno de leña, ni "artesano" si ha habido más maquinas que factor humano en su elaboración. Pero, ¿se cumple realmente la normativa?

Para comprobarlo un equipo de Liarla Pardo ha comprado diferentes tipos de pan en varios supermercados y los ha llevado a analizar a un laboratorio, pero los resultados no han sido muy satisfactorios.

Por ejemplo, encuentran un "pan integral de trigo 51%", pero al observar la etiqueta aparece que el ingrediente de la harina integral de trigo solo está en un 34%. En otro caso, un pan integral sustituye la harina por un 7% de salvado de trigo.

De cinco panes que son analizados en el laboratorio, la experta sólo "salvaría" dos, que sí que están fermentados con masa madre, como indica su denominación. En otros panes los niveles son apenas indetectables.

Además, como indica la experta, hay que evitar caer en el engaño de las apariencias: "Algunos tienen la forma de pan casero redondo, pero eso no nos debe dar lugar a engaño", porque no siempre son artesanos ni hechos con masa madre.