Un equipo de Liarla Pardo se ha desplazado hasta Teruel para analizar el fenómeno de la despoblación. En Allepuz no hay ni un alma en la calle, pero allí siguen manteniendo intacta la reunión de vecinos para el almuerzo matutino.

"Quedamos de 35 a 40 personas en el pueblo, vas por el pueblo y no ves a nadie", explica una vecina. Sin embargo, recuerda que en la época de sus abuelos "había más de 600 habitantes". La última tienda que quedaba en Allezpuz cerró hace dos años.

Hablamos con Elisa Labad, que se mudó a Allepuz desde Valencia. Tiene cinco hijos y le ofrecían allí vivienda y trabajo. La llegada de sus hijos permitió reabrir la escuela. Allí su profesor cuenta que el mínimo para abrir un colegio es de tres niños y lanza un claro mensaje: "Si no hay escuela el pueblo se muere".

Elisa explica que para que sus hijos se queden en el pueblo cuando crezcan "hace falta trabajo". El alcalde lamenta que "desgraciadamente en la provincia de Teruel se educa a los niños para que se marchen fuera. Después, acaban la carrera y han pasado más años fuera que en su propia casa".

Liarla Pardo sigue su ruta y se traslada también hasta Miravete de la Sierra, también en Teruel. La densidad de población de la zona no llega a un habitante por kilómetro cuadrado, están todas las casas cerradas. Allí hablamos con un representante de la plataforma de Teruel Existe, que explica que viven seis personas con una media de edad de 82 años.