Liarla Pardo aterriza en Tánger, la ciudad marroquí desde la que cada día decenas de niños inician su viaje soñado hacia España. Desde aquí iremos a Ceuta. Aún no hemos dejado la ciudad de Tánger y vemos como un niño se cuelga de la parte trasera de un camión en marcha, será su forma de llegar a la frontera.

Por el camino somos testigos de varios intentos. Niños y adolescentes buscando su oportunidad. Llegamos a Castillejos, la ciudad marroquí que limita con Ceuta. Muchos malviven de las calles de esta ciudad mientras intentan colarse en los vehículos que hacen cola para cruzar la frontera. Nosotros pasaremos a pie.

Los que han conseguido sortear la frontera se enfrentan ahora a su mayor reto: cruzar el Estrecho. Hablamos con los trasportistas que se quejan de la situación que se vive en la frontera: "Aquí hay una presión migratoria de personas que quieren acceder a la península través de los barcos y utilizan los camiones para poder conseguir su objetivo" explica Manuel Sánchez, vicepresidente de la Asociación de Trasportistas de Ceuta.

Los camioneros nos enseñan cómo hacen sus 'camas' los migrantes en los bajos de los camiones, pequeños espacios en los que se meten para atravesar la frontera. Cada tarde el puerto de Ceuta es un ir y venir de niños tratando de colarse en los camiones que van de vuelta a la península en los barcos. "Tenemos miedo de que mates a una personas de estas y vayas a prisión como un asesino", asegura un trasportista.

Ya han muertos varios migrantes, y la tensión ha aumentado. Uno de los camioneros denuncia que mientras estábamos haciendo la entrevista, uno de los niños migrantes ha aprovechado para hacer la cama debajo del camión y se ha colado. Mientras muchas ONG les acusan de racistas, ellos se defienden.

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