La pandemia de coronavirus, que nos obliga a pasar más tiempo en casa y nos limita a la hora de salir de abres o restaurantes, ha disparado la demanda de comida a domicilio. Ante este auge, muchas empresas han optado por alquilar naves en plena ciudad para poner en marcha cocinas y preparar comida en grandes cantidades. Son las denominadas 'cocinas fantasma'.
Se trata de una actividad que se está desarrollando sin una reglamentación clara. Por un lado, los consumidores no saben de dónde procede la comida que piden a través de aplicaciones móviles. Así lo ha podido comprobar un equipo de Liarla Pardo, que ha dado con una empresa que hace al mismo tiempo comida latina, sushi y arroces: "Ya no es necesario que nos conozcan físicamente los clientes", asegura el propietario, que también cuenta que "pasan los registros de Sanidad, todos los empleados están dados de alta y con contratos legales"
Esta situación ha generado el malestar entre los vecinos de las zonas en las que se ubican las grandes cocinas, que se aquejan de los problemas de olores: "Nos levantamos oliendo a croquetas y terminamos por la noche con el cordero. Y es todo ruido", cuenta un vecino. También se quejan de las motos de reparto, que ocupan toda la calle: "No puedes montar un negocio y que la mitad de este sea la calle".
'Barrio rico, barrio obrero'
'Un hombre de barrio rico confiesa a Thais Villas cómo es con su casero: "No discuto mucho en el tema de los dineros"
Thais Villas ha visitado un barrio rico y un barrio obrero para saber cómo son los inquilinos de cada uno de estos lugares. ¿Se portan bien sus caseros? ¿Suelen arreglar los desperfectos o tienen que arreglarlos por su cuenta?