Susanna Grisso adoptó hace dos años a una niña de Costa de Marfil, y recientemente ha acogido a un menor extranjero no acompañado en su familia. Dos hechos que han hecho "feliz" a la periodista.
El caso de la pequeña fue una adopción muy larga que llevó ocho años de proceso. "Comencé en Etiopía y me dijeron que estaba muy colapsado y que habrían una vía en Costa de Marfil. Pensé que iba a ser todo más rápido porque era un país que justo en este momento estaba empezando a abrirse a la adopción en España", ha explicado.
Pero, poco después, estalló una guerra en el país africano: "Cambios de Gobierno, un movimiento nacionalista un poco crítico con la adopción internacional... al final, han sido ocho años".
En el caso del menor no acompañado, todo se debió a su hermana, ha contado: "Ella ayuda a centros y asociaciones que trabajan con centros de menores. Está muy implicada y este caso concreto me dijo, 'Susanna tenemos que hacer algo'".
Al joven le habían hecho la prueba de la muñeca y sus papeles no estaban falsificados. "Cuando a él le dejan en la calle tenía 16 años. Después de haber cruzado África, de haber llegado en patera y haber tenido muchos momentos muy difíciles, piensas, ¿cómo puede ser que un chaval de la edad de mi hijo haya pasado por esto?", ha explicado.
La periodista ha hablado de "torturas, periodos en la cárcel de Marruecos" y todo "sin beber y habiendo cruzado un desierto de cadáveres". "Después de haber vivido este periplo, ¿lo dejas en la calle viviendo debajo de un puente? De entrada te lo llevas a casa", se ha reafirmado.
Así, ahora el joven vive con su hermana y pasa con la periodista muchos fines de semana y periodos de vacaciones, porque lo cierto es que la presentadora llevaba mucho tiempo pensando cómo ayudar: "Ellos lo que necesitan es que les ayudes con los deberes... tener un familia en España".
"Desde el minuto uno me llama mamá. Al principio decía 'ostras, me está llamando mamá y hace nada que vive conmigo', pero lo entiendo. Él necesitaba una madre y una abuela, porque a mi hermana la llama abuela", ha explicado, asegurando que narra su caso personal porque se ha "dado cuenta de que estábamos estigmatizando mucho a los menas": "Constantemente hablábamos de los menas problemáticos de Hortaleza, y pensé: tengo que contar una historia en positivo".