Las malas contestaciones de los adolescentes a sus padres se han doblado durante el confinamiento y los insultos han pasado de un 4% a un 12%. También la violencia filio-parental y la tensión en los hogares se ha disparado después de haber tenido que pasar tres meses sin poder salir de casa por la pandemia de coronavirus.

Así lo refleja un estudio realizado por la Fundación Amalgama 7 y Fundación Portal, con el que se han entrevistado a 1.500 padres y madres españoles con hijos de entre 14 y 18 años.

Tener poca comunicación con los padres y una mayor tendencia a aislarse en sus habitaciones, participar menos en las tareas del hogar, dar malas contestaciones o insultos, o desarrollar malos hábitos alimentarios son algunos de los patrones que se han repetido durante los meses de cuarentena y que, desafortunadamente, perduran.

"La violencia filio-parental se ha disparado y ha dejado secuelas. Hay un mayor porcentaje de adolescentes que continúan insultando tras el confinamiento", explica Jordi Royo, director clínico de Amalgama 7 y uno de los responsables del estudio.

Preguntado por cómo deben afrontar los padres esta situación, Royo apunta a que tiene mucho que ver con un tema sociológico: "Una cosa es pasar el confinamiento en un chalet y otra en un piso con cuatro personas y un solo baño. Esas condiciones son más complejas y van a ser en si mismas más estresantes o menos", apunta.

También señala otra cosa "evidente", el estilo educativo de las familias. "Las que tienden a consentir que sus hijos les traten mal, aunque sea de una forma leve, eso va a progresar".

Así, explica que "los chicos que a los 14 insultan, a los 18 lo hacen más, hay una progresión". Por ello, su recomendación, como experto, es que los padres no deben aceptar una mala contestación leve, porque "la mala contestación leve progresa hacia el insulto".