Salvados arranca una nueva temporada con un cambio radical: la marcha de Jordi Évole y el debut de Gonzo como presentador. Sobre este debut el periodista habla con Cristina Pardo en el plató de Liarla Pardo.

El primer Salvados de la temporada trata sobre el acoso sexual en el trabajo. El presentador habla con varias víctimas sobre sus dramáticas experiencias y es que muchas de ellas, incluso, no han querido mostrar sus caras.

"Es tremendo, es un síntoma de lo que sucede en la sociedad sobre este asunto, donde en muchos casos es la víctima la que se esconde y el acosador, incluso con sentencia judicial, es le que mantiene su vida normal a la espera de una resolución", explica Gonzo.

"Nos hemos encontrado con la situación de que, incluso, la gente se ha echado atrás tras conceder la entrevista", detalla Gonzo, quien afirma que entienden "a la perfección": "Entendemos que no quieran hablar porque al ser en el ámbito laboral juega el ámbito de poder de las empresas".

Sobre las empresas, Gonzo declara que "muchas empresas también prefieren que las víctimas se vayan y mantener al acosador". El presentador de Salvados destaca que "hay un patrón marcadísimo en el acosador y en la forma en la que las victimas explican y entienden lo que les ha pasado".

Por eso, Gonzo detalla que "prácticamente, todas las mujeres pensaban que, al principio, eran ellas las culpables al pensar que igual han hecho algo que ha podido malinterpretar el acosador".

"Cuando la mujer se resiste y dicen 'no', el acosador pasa, si tiene poder sobre esta persona,a usar el poder laboral o incluso a buscarle las cosquillas fuera del trabajo", explica.

Gonzo afirma que Salvados seguirá siendo un programa que "incomoda y molesta": "Lo que más me ha llamado la atención es el modo de actuar de empresas, incluso teniendo protocolos de actuación". "Este Salvados nombran empresas que habitualmente cuando salen en la tele es para anunciarse"; concluye.

Por último, el periodista destaca que ya han "llamado a todos los partidos políticos para recordarles que los bares de España están esperando a que se sienten en algún sitio" con ellos. Aunque algún líder ya les ha dicho que sí, "otros ni se han querido sentar a tomar un café", afirma.