El hijo de Javier y Cristina de 27 años, Curro, viajaba en el tren. "Estuvimos llamándole constantemente desde que apareció la noticia en los informativos y Cristina dijo que ese era su tren", explica Javier García.

Como muchas otras familias se desplazaron hasta Santiago de Compostela en busca de su hijo. "Llegamos allí y buscamos a una compañera de Curro, que era doctora en el Clínico", recuerda, emocionado, su padre. "Nos dijo que levantaba las sábanas de personas y que no aparecía", explica Cristina, mientras que Javier destaca que su esperanza era que Curro "estuviera entre las personas heridas no identificadas".

Tras horas de agonía se confirmó, Curro era una de las 80 víctimas mortales del Alvia. "Piensas que a un tren de alta velocidad es imposible que le pueda pasar nada con los avances que hay", declara Cristina. En estos cinco años no han parado de pedir justicia. "Para que no le pase ni a nuestro nuevo hijo ni a nadie más, porque cuando las cosas salen gratis, vuelven a pasar", destaca, indignada, la madre.

Personados como acusación particular, la Asociación de Víctimas denuncia el trato recibido durante este tiempo. Un año después del accidente la Xunta de Galicia condecoraba a los afectados. Entre protestas de las propias víctimas que exigían una Comisión de Investigación.

"Yo estaba tirada por los suelos, hacía un año que había muerto mi hijo e íbamos allí a recordarles, pero es que cada vez que nos hemos concentrado a las puertas del Congreso tenemos kilos de policías, pero, ¿quién se creen que somos?, que somos unos padres de familia que estamos buscando la verdad", detalla Cristina.

Tras múltiples negativas vieron cumplida su petición. La Comisión de Investigación del accidente se inició en el Congreso de los Diputados el pasado mes de abril, a punto de finalizar, todavía queda el interrogante de si habrá responsabilidades políticas. "Nosotros queremos la verdad y que se dé la cara", exclama Cristina.