Al maquinista del Alvia de Santiago se le imputan 80 delitos de homicidios y 144 delitos de lesiones por imprudencia grave profesional. "No hice ninguna imprudencia, yo tenía que la velocidad programada, pero cuando tenía que frenar sonó una llamada y la cogí. Pasaron esas fracciones de segundo y me desubiqué, es un accidente", afirma.

"Sí, soy el último eslabón, el que no puede fallar, pero el que tiene boca se equivoca y el que esté libre de culpa que tire la primera piedra", declara en exclusiva Francisco José Garzón a Liarla Pardo.