El arzobispo de Valladolid ha presentado un documento firmado por la Conferencia Episcopal en el que la Iglesia muestra su oposición ante políticas que defiendan el aborto, los derechos LGTBI, la eutanasia o el divorcio. La Iglesia española atribuye la imposición de estos derechos civiles a lo que llaman "poderosos organismos financieros".

Al arzobispo le han preguntado también por las medidas antiaborto de Vox en Castilla y León y la escucha de los latidos del feto que, ante lo que ha respondido que, puestos a convertir el aborto en un derecho, mejor informar a la mujer de lo que lleva "en el propio seno". Sin embargo, lo que más llama la atención de esa rueda de prensa es una palabra muy concreta que ha usado el arzobispo: "woke".

Un término que ahora está en boca de la ultraderecha en todo el mundo. "Pensemos en lo que significan las llamadas corrientes de pensamiento 'woke' o de la cultura de la cancelación", ha dicho, más concretamente, el religioso.

¿A qué se refiere el arzobispo con ese término? Grosso modo, 'woke' sería la manera de ver el mundo desde una visión de izquierdas. Un término que usa la Conferencia Episcopal y, cada vez más, también la ultraderecha española, empleada por políticos de Vox como Santiago Abascal, Jorge Buxadé o Juan García-Gallardo.

El término lo empezaron a explotar los políticos más ultras de Estados Unidos, como Donald Trump y Ron de Santis, y ahora 'lo woke' se ha exportado a muchos de los discursos de la extrema derecha europea, desde Boris Johnson a Eric Zemmour.

El origen del término, en realidad, está en las comunidades afroamericanas de Estados Unidos. 'Woke' es un tiempo pasado del verbo 'despertar' en inglés y lo utilizaban para referirse a las personas que estaban alerta ante las injusticias sociales y dispuestas a luchar contra ellas.

El concepto se ha utilizado estos años en movimientos relacionados con la justicia social como el feminismo, el antirracismo o la lucha por derechos trans, pero ahora la derecha más ultra le ha dado la vuelta. Se lo han apropiado y lo usan como una forma de etiquetar a los que simplemente no comparten su forma de ver el mundo. Lo más parecido en castellano sería el término "progre".