Ni los de Carles Puigdemont se lo esperaban, pero lo cierto es que la cesión del PSOE a Junts sobre migración despierta incertidumbre: por un lado, porque la Constitución establece que el Estado tiene competencia exclusiva en esta materia, mientras Esquerra Republicana, que actualmente gobierna en Cataluña, duda asimismo del acuerdo.

Una cesión especialmente controvertida por el discurso de Junts sobre esta cuestión, que recuerda al de la extrema derecha. El partido, de hecho, ya llevó la propuesta de traspasar las competencias de migración al Parlament, donde fue rechazada por su conexión con discursos xenófobos. Y es que la formación independentista, mientras pide competencias, vincula inmigración con delincuencia.

Así, su secretario general, Jordi Turull, se preguntaba "qué pasa con la multirreincidiencia", denunciando la existencia de "inmunidad" y defendiendo que "se les puede echar": "Rigor y firmeza", pedía.

También mano dura pedían alcaldes de Junts como el de Calella, Marc Buch: "Estas personas que han venido a nuestra casa, de algún otro país, a delinquir, no pueden estar en nuestra casa. Estas personas no pueden estar en nuestro país delinquiendo y malmetiéndonos como sociedad", afirmó.

Junts además hizo alcaldesa de Ripoll a Silvia Orriols, cuya campaña, señalando a los migrantes, llevó a ERC, PSC y CUP a alcanzar un acuerdo para evitar que una figura racista dirigiera el Ayuntamiento. Junts, sin embargo, se descolgó del pacto: gracias a ellos, hoy Ripoll tiene una alcaldesa xenófoba, que admite abiertamente ser islamófoba. Ante las críticas, la dirección de Junts se desmarcó de su formación en Ripoll, pero Orriols sigue al frente del Consistorio y no la han expulsado con una moción de censura.

La actual presidenta del Parlament, Anna Erra, también de Junts, habló en 2020 de "catalanes autóctonos" para defender el uso del catalán y Quim Torra, que fue president con Junts, dejó huella con sus artículos en los que hablaba de los españoles como "carroñeros", "víboras" o "bestias con forma humana".

Antes, Convergencia, de donde viene Junts, ya apuntaba maneras: en 2008 se presentó a las elecciones con lemas como "En Catalunya no cabe todo el mundo" y "Respetarán Catalunya". Proclamas que bien podrían ser las de un partido de extrema derecha.