Delincuente desde la infancia, El Vaquilla, Juan José Moreno Cuenca, se erigió como ícono en la España de los 80 y 90. Su carrera delictiva comenzó a los 9 años y, a los 42, hace exactamente 20 años, sucumbió a la cirrosis en el hospital Can Ruti de Badalona, dejando un legado controvertido.

Su vida, marcada por la tragedia desde su nacimiento en una barraca de Torre Baró, se vio influenciada por un entorno familiar caótico. Obligado por su tío a robar y cometer delitos para sobrevivir, El Vaquilla se convirtió en una figura emblemática de los barrios marginales, especializándose en robos y fugas cinematográficas.

La fama de los quinquis como El Vaquilla se cimentó en los periódicos y, posteriormente, en el cine quinqui, con más de 30 películas entre 1978 y 1985. Mientras las noticias narraban sus hazañas, el cine plasmaba escenas de violencia, drogas y delincuencia, convirtiendo a criminales en estrellas mediáticas.

Aunque Juan José intentó reformarse en los años 90, su vida dio un giro fatal. Tras un breve período de libertad, murió en 2003 por cirrosis y SIDA, poniendo fin a una montaña rusa de eventos que lo llevó de la delincuencia a la pantalla y, finalmente, a una trágica muerte.