En un discurso pronunciado el pasado domingo, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu comparó a los palestinos con los amalequitas, un pueblo que fue exterminado por Dios según la Biblia. "Debéis recordar lo que Amalek os ha hecho, dice nuestra Santa Biblia. Nosotros lo recordamos y estamos luchando", afirmó.
Las declaraciones de Netanyahu han sido condenadas por líderes palestinos y por la comunidad internacional. "Es un discurso de odio y de violencia. Netanyahu está incitando al genocidio", denunció el presidente palestino, Mahmoud Abbas.
La ONU también ha condenado las declaraciones de Netanyahu, con su portavoz, Stéphane Dujarric, cuestionando la retórica "peligrosa" del primer ministro israelí y "alimenta el conflicto".
Netanyahu ha sido acusado de utilizar la religión para justificar sus políticas. "Es un demagogo que está usando la Biblia para engañar a la gente", dijo el ex primer ministro israelí, Ehud Barak, que le acusa de no tener "ningún respeto por la religión".
Netanyahu está acusado de corrupción y está siendo investigado por la justicia. Su popularidad está en caída libre y se enfrenta a una posible derrota electoral el próximo año. En un momento en el que el conflicto palestino-israelí está en un punto muerto, las declaraciones de Netanyahu han contribuido a aumentar la tensión y el riesgo de violencia.
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