A lo largo de sus mandatos como presidente del Gobierno, Pedro Sánchez ha sido objeto de ataques de todo tipo por parte de la oposición. El último ha sido esa denuncia contra su mujer, Begoña Gómez, que le ha llevado a plantearse su futuro al frente del Ejecutivo.

Antes, Sánchez ha escuchado todo tipo de cuestionamientos hacia su figura. Es más, uno de los últimos que había escuchado también hacía alusión a su mujer, cuando el PP le denunció ante la Oficina de Conflicto de Intereses por haberse ausentado del Consejo de Ministros y el rescate de Air Europa, denuncia que fue archivada.

Previamente, el líder de Vox, Santiago Abascal, llegó a decir que habría una ocasión en la que el pueblo español querría colgar de los pies a Sánchez. "A mí me pueden llamar de todo", lamentaba Sánchez, que recordaba que le habían dicho "dictador", "psicópata" o "enfermo mental".

Lo cierto es que se quedaba corto al recordar estos descalificativos, ya que la oposición también le ha llamado traidor, felón o sátrapa, entre otros términos. Los insultos han llegado hasta la madre de Sánchez, como él mismo confesó en una entrevista.

"'Veo las cosas que dicen sobre ti'", dijo apenada la madre de Sánchez, que cogió su móvil y desactivó las notificaciones que le llegaban sobre él. "Bajo mi presidencia se han superado todos los límites del insulto", lamentaba Sánchez, que también vio cómo se frivolizaba con un insulto de Isabel Díaz Ayuso que acabó convirtiéndose en el famoso 'me gusta la fruta'.

Para el presidente del Gobierno el objetivo de la derecha y la ultraderecha es claro: deshumanizarle. "Me han atacado a mí, a mi familia, a mi mujer... Han hecho todo lo posible por desprestigiarme y deshumanizarme", aseguraba Sánchez en una entrevista.