En España, la corrupción no solo ha dejado rastro de escándalo, sino también un próspero negocio. Desde la subasta de lujosos bienes confiscados hasta la creación de tours especializados, la corrupción se ha convertido en una lucrativa industria. La operación Malaya, conocida por su escala de corrupción, dio lugar a una subasta en abril de 2016. Propiedades, vehículos de lujo, joyas y hasta armas fueron puestos a disposición del mejor postor.

Un evento que reunió bienes valorados en 75 millones de euros, desde viviendas en Puerto Banús hasta trajes de torero e incluso un autobús de época. Pero la fiebre por los bienes corruptos no se detiene ahí. La trama Púnica también dejó su huella en forma de joyas y relojes, subastados en lotes que incluían piezas únicas, como una pluma de oro amarillo y esmalte rojo con 274 diamantes, adjudicada por la suma de 18.000 euros.

Los coches de lujo tampoco escaparon a la vorágine de la corrupción. La colección de Jordi Pujol, hijo del expresident catalán, incluía desde clásicos Ferrari hasta exclusivos Lamborghini, tasados en 1,8 millones de euros y subastados para hacer frente a las consecuencias económicas de la sentencia. Pero no solo los organismos estatales se benefician de la corrupción.

Emprendedores han encontrado una oportunidad en la comercialización de productos relacionados, como las camisetas con los apuntes del caso Bárcenas, que van desde sudaderas hasta tazas y pósters.Y para los más aventureros, los tours especializados ofrecen una inmersión única en el mundo de la corrupción. Desde Praga hasta Londres, estos recorridos muestran desde campos con estadios olímpicos inexistentes hasta edificios de lujo construidos por políticos corruptos.

En España, la idea de un tour de la corrupción aún no ha despegado, pero con el creciente interés en este fenómeno, podría ser solo cuestión de tiempo antes de que se convierta en una realidad.