En las primeras horas como presidente electo de Argentina, Javier Milei, conocido por sus controvertidas declaraciones, empezó a modificar, en mayor o menor medida, el plan maestro que decía tener para su país si ganaba las elecciones. Eso sí, todavía mantiene su ambicioso plan que incluye privatizaciones masivas y una drástica reducción del Gobierno.

Con su tema de posesión, los argentinos han dado así pie a un proyecto que deja en suspenso y rodeado de incertidumbre el rumbo del país en términos económicos. En un movimiento sin precedentes, Milei decidió eliminar más de la mitad de los ministerios actuales, dejando el Gobierno con tan solo nueve carteras.

Ministerios clave como el de Educación desaparecen en esta reducción, una medida que fue una de las principales promesas de campaña del presidente electo. Sí dio marcha atrás en el área de Salud, que en un principio iba a ser eliminado, como tantos otros. Sin embargo, un par de días antes de su toma de posesión confirmó que, finalmente, continuaría siendo un ministerio.

La revolución ultraliberal de Milei no solo pasa por la reducción de la presencia y la influencia del Estado en el día a día de los argentinos. Otro de los grandes pasos anunciados por el nuevo mandatario argentino es, ni más ni menos, una oleada de privatizaciones. Su mirada se posa en los medios de comunicación públicos, incluyendo radio, agencia de noticias y televisión pública.

Además, Milei, que no suele escatimar en sorpresas, ha llegado a plantear incluso la privatización de joyas de la corona como la petrolera YPF, aerolíneas argentinas y la empresa de energía nacional. Este "ajuste del shock" promete cambiar radicalmente la economía argentina, con recortes significativos y un liberalismo salvaje.