En la historia, el soberanismo catalán ha sido clave hasta seis veces para la elección de un presidente español. La primera vez fue en el año 1993, cuando Felipe Gónzalez resistía tras 11 años en el poder y había logrado 159 escaños en las generales. En ese escenario, los 17 diputados de Convergència i Unió (CiU) fueron clave. González y Jordi Pujol firmaron el acuerdo de investidura a cambio de que el Estado cediera del 15% de la recaudación del IRPF a Cataluña.

Solo tres años después, era José María Aznar quien necesitaba los votos de los nacionalistas catalanes. El PP ganó las elecciones del 96 pero, lejos de la mayoría, tuvo que ponerse de acuerdo, entre otros, con CiU. El acuerdo se plasmó en el célebre Pacto del Majestic. Ese apretón de manos de Pujol y Aznar cerró unas duras negociaciones. Pujol consiguió aumentar el porcentaje del IRPF que se quedaba en Cataluña, llevándolo hasta el 30%. Además, a partir de entonces la Generalitat tomaba el control de la policía de tráfico.

El tercer momento en el que el voto del soberanismo fue clave fue en 2004, en la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. El PSOE sacó 164 diputados, situándose a doce de la mayoría absoluta, así que llegaron a un acuerdo con Esquerra para que sus ocho diputados votaran a favor de la investidura. A cambio, Zapatero se comprometió a impulsar que el catalán fuese reconocido como lengua en la Unión Europea.

En la segunda legislatura de Zapatero también fueron fundamentales los partidos soberanistas catalanes. En este caso, el PSOE obtuvo 169 escaños y, Esquerra, que le había apoyado en la anterior investidura, esta vez votó en contra. El candidato socialista fue investido en segunda votación por la abstención de diez diputados de Convergència. Y, a cambio, Zapatero se comprometió a publicar las balanzas fiscales de las autonomías y a estudiar el trasvase del Ródano, una demanda que nunca llegó a realizarse.

En 2018 llegamos al quinto momento: la moción de censura a Mariano Rajoy. Aquí no hay dudas: Esquerra y CIU votaron a favor de echar al PP de la Moncloa tras el escándalo de la Gürtel. El resultado convirtió a Pedro Sánchez en presidente del Gobierno.

Y el sexto y último momento, de momento, en el que el nacionalismo catalán ha decidido el presidente del Gobierno fue en las elecciones generales de 2020. Tras la repetición electoral, Sánchez pacta con Podemos, pero necesita también la abstención de 13 diputados de Esquerra. El apoyo pasivo de ERC se logró a cambio del compromiso para crear una mesa de diálogo entre los gobiernos de España y Cataluña. Próximamente sabremos si el soberanismo catalán es crucial una vez más para formar gobierno.