El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, se reunirán de nuevo el próximo 5 de octubre en A Coruña. Este encuentro es una prueba más de que los proyectos políticos de ambas potencias caminan cada día más unidos.

Las decisiones de ambos Gobiernos también son cada vez más parecidas. De hecho, en buena medida el Ejecutivo español está marcando el paso a las decisiones alemanas y del resto de Europa. Por ejemplo, y al igual que ha reclamado hoy la Comisión, Scholz ha planteado recortar los beneficios caídos del cielo de las eléctricas, una propuesta ya presentada hace meses por el presidente español.

Además, el plan de ahorro energético diseñado por la coalición PSOE-UP también ha servido de referencia para el programa de Scholz. Ambos tienen medidas similares, como limitar la temperatura de aires acondicionados y calefacciones en espacios públicos o limitar alumbrados de noche.

Ambos gobiernos han coincidido también en abaratar el transporte público, algo en lo que Berlín fue pionero y mucho más lejos que Sánchez. Scholz estableció un abono mensual para todo el país y todos los transportes de nueve euros, mientras que el Gobierno de nuestro país apostó por rebajar todos los transportes un 50% y la gratuidad para los dependientes del Estado.

La cuarta medida calcada es la reducción del IVA del gas. También fue Alemania la pionera: primero lo bajó al 7% y esta semana Sánchez ha abogado por reducirlo al 5%, tal y como había propuesto el líder de la oposición.

El quinto punto de unión es el MidCat, el gasoducto que debería unir la Península ibérica con Europa a través de Francia. Los Veintisiete han asumido que el gas ruso ya no es una opción y tanto España como Alemania, firmes defensoras del proyecto, saldrían ganando si el gas fluyese hacia el norte. Sin embargo, Francia prefiere vender su energía nuclear.

En sexto lugar, y como último ejemplo, ambos Gobiernos abogan porreformar el mercado eléctrico europeo.