La invasión de Ucrania ha cumplido su octavo día: todo el país está en guerra, pero la situación es muy diferente en unas zonas y otras. En estos momentos, la guerra tiene cuatro frentes principales, que repasamos a continuación.

La ofensiva más cruel

El primer frente, marcado en morado en el mapa del vídeo que ilustra estas líneas, corresponde a la zona donde se están produciendo los ataques más duros e incluye, al sur, la salida de Ucrania al mar. Ese es precisamente el gran objetivo de Vladímir Putin ahora: dejar al país sin salida marítima.

Tres ciudades de esta zona están sufriendo el ataque más duro por parte de Moscú: la primera es Jersón, una ciudad de casi 300.000 habitantes que este jueves ha caído bajo control de las fuerzas rusas. Allí, vehículos blindados patrullan sus calles y el ejército ruso ha impuesto un severo toque de queda.

La caída de Jersón abre la puerta a un asalto a Odesa, la principal ciudad portuaria de Ucrania y su base naval más importante. Allí, la población civil sigue recolectando arena para hacer barricadas con sacos, pero el peligro llega también por el mar. Y es que las últimas informaciones hablan de buques de guerra rusos en aguas ucranianas con dirección a Odesa, que estarían preparando un desembarco de vehículos anfibios allí en las próximas horas. De hacerse con estas dos ciudades, Jersón y Odesa, Putin tendría el control del mar Negro.

Mariúpol es la tercera pieza clave en esta estrategia, ya que tiene salida al mar de Azov. Aunque aún no ha caído, está sitiada y el ataque ha dejado a la población sin agua ni luz, una situación límite para una ciudad con más de 400.000 habitantes, de las cuales el 90% tienen como lengua materna el ruso.

Sin salida al mar, pero también al sur de Ucrania, se encuentra Energodar, una ciudad clave porque allí está la mayor central nuclear de Europa. Allí se está produciendo una dura batalla entre el ejército ruso y el ucraniano. Es una zona estratégica y Ucrania intenta por todos los medios que la central nuclear no caiga en manos del ejército ruso.

Hacia el norte, encontramos en esta zona que está sufriendo la ofensiva más dura ciudades que no tienen salida al mar pero que son próximas a la frontera con Rusia, como Chervígov, donde varios proyectiles han impactado contra edificios. Un ataque ruso que se ha producido en áreas residenciales, incluidos dos colegios, matando solo en la mañana de este jueves al menos a 22 personas, según los servicios de rescate.

Muy cerca de la frontera rusa está Járkov, una ciudad que ahora mismo se encuentra sitiada y cuya zona central está irreconocible, con las calles llenas de cascotes y escaparates destrozados como consecuencia de saqueos, así como ramas de árboles partidas.

La zona centro y Kiev

Si nos movemos hacia la capital ucraniana, Kiev, la situación varía un poco: las tropas rusas están avanzando hacia allí, pero ese gran convoy de 60 kilómetros de largo aún no ha llegado y, según la inteligencia de Estados Unidos, está teniendo problemas de combustible y alimentos, por lo que avanza muy lentamente. Por eso, de momento en la capital aún tienen agua, Internet y luz, aunque los bombardeos no cesan: en las últimas horas, las bombas han impactado sobre un edificio residencial y hace unos días la torre que distribuye la señal de televisión en Kiev fue bombardeada.

El miércoles, se produjo una explosión cerca de la estación de ferrocarriles de Kiev y este jueves se ha conocido que la intención del ejército ruso no era la estación de tren, sino destruir una central que calienta agua y que sirve para calentar las casas de esa zona. El objetivo era dejar sin calefacción a la población, algo que de momento solo han conseguido en algunos edificios.

Los refugiados

El tercer frente de esta guerra son los refugiados. Por primera vez, la Unión Europea va a permitir su entrada ilimitada, lo que les va a permitir tener un permiso de residencia, acceder a un trabajo y tener asistencia médica. En tan solo ocho días, un millón de personas ya han huido de Ucrania por la parte oeste del país y más de la mitad son niños. A su llegada a Polonia, en la estación de tren, les han recibido con peluches.

La batalla económica

El cuarto frente de la guerra no está en ninguna trinchera, sino en los parqués bursátiles y en los bolsillos de los rusos. Las agencias de calificación Moodys y Fitch le han dado a la deuda rusa la peor nota posible y la califican de bono basura, mientras su prima de riesgo ya está en 1.400 puntos. En comparación, en el peor momento de la crisis en España, en 2012, este indicador estuvo en 570 puntos, un valor que ahora casi triplica Rusia.

Además, la Bolsa de Moscú continúa cerrada por cuarto día consecutivo, pero los analistas calculan que cuando vuelva a abrir habrá caído hasta un 80%, lo que supondría un cataclismo financiero. Entretanto, el rublo se ha depreciado casi un 40% desde la invasión rusa de Ucrania: ahora mismo, un dólar equivale a 107 y antes de la invasión estaba en torno a los 80. De esta forma, todo lo que importa Rusia es ahora en torno a un 40% más caro.

Otro misil a la economía rusa es el boicot de las grandes multinacionales: los gigantes del automóvil Volkswagen y Toyota han sido los últimos en anunciar que van a dejar de fabricar sus vehículos en suelo ruso, pero Ikea también abandona el país y, además, Bielorrusia, acabando así con 15.000 empleos. Por su parte, Lukoil, la mayor petrolera rusa, ha pedido que se ponga fin a la guerra cuanto antes.