Juego de poder

Roma arde en secreto: alianzas, traiciones y tensión a días del cónclave papal

Mientras tanto
A días de la elección del nuevo papa, 90 cardenales se enfrentan en un juego de poder lleno de desafíos legales y rivalidades internas.

Roma arde en secreto: alianzas, traiciones y tensión a días del cónclave papal

Roma se ha convertido en el epicentro de las negociaciones y tensiones en el Vaticano. A tan solo días de la convocatoria oficial para el cónclave que elegirá al nuevo papa, 90 cardenales ya se encuentran reunidos en la Ciudad Eterna para decidir los procedimientos urgentes y coordinar logísticas en un ambiente de estricta privacidad. Sin acceso a los medios, los prelados se aíslan de las presiones externas para discutir y preparar el terreno antes de la elección final.

Entre ellos se encuentra un personaje controvertido: el cardenal Angelo Becciu, expulsado por el papa Francisco tras ser condenado por fraude. Becciu exige su derecho a participar en el cónclave, ya que, según él, no existe ningún documento escrito que lo impida. Si se le niega el acceso, no dudará en impugnar la validez de la elección, lo que añade un componente de incertidumbre y desafío a un proceso ya complejo.

En las reuniones, lejos de las miradas curiosas, se están forjando alianzas y rivalidades. Los cardenales se enfrentan en lo que parece ser una competencia por el papado. Entre los más destacados, el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, quien ya ha dejado claro en entrevistas que el próximo pontífice debe devolver a la Iglesia a sus tradiciones.

Este mensaje lo comparte con figuras como el húngaro Péter Erdő, arzobispo de Budapest, que se encuentra en la misma órbita conservadora, junto al cardenal Raymond Burke y el polémico Robert Sarah. Juntos forman un bloque que podría influir fuertemente en el cónclave, aunque la competencia interna es feroz y las lealtades pueden cambiar rápidamente.

A la par, un nuevo enemigo comienza a emerger: el cardenal Robert Prevost, estadounidense de Chicago, hispanohablante y conocido por su rápido ascenso en la Iglesia. Con una visión progresista, se ha ganado el apoyo de varios sectores, pero también ha sido señalado por sus rivales como un blanco perfecto para su estrategia. En un ambiente cargado de maniobras, las alianzas son efímeras y las traiciones posibles.

En el centro de este caos se encuentra Pietro Parolin, el secretario de Estado del Vaticano. Hombre de confianza del papa Francisco, es un conservador moderado y un maestro en el arte de la diplomacia. Parolin conoce a todos y juega en todas las canchas, lo que lo convierte en una figura clave en esta partida de ajedrez papal.

Sin embargo, no todos los cardenales están tan bien posicionados. Algunos, como Carlos Aguiar, arzobispo de México, se encuentran en la búsqueda activa de apoyos. Aguiar, un conservador moderado, ha sido señalado como un posible candidato de consenso si no se logran acuerdos claros entre los bloques más polarizados. Su rapidez para establecer alianzas será crucial para su futuro en el cónclave.

En Roma, las intrigas y los corrillos crecen mientras los cardenales se preparan para una de las decisiones más importantes de la Iglesia en las últimas décadas. La lucha por el papado está en pleno apogeo, y solo el tiempo dirá quién se alzará con la silla de San Pedro.