Los trabajos de rescate en terremotos como el de Turquía siguen una serie de pasos para agilizar las labores de los equipos que trabajan en el terreno. Para encontrar personas debajo de los cascotes, el primero en actuar es un ingeniero de estructuras que evalúa desde fuera las secuelas del seísmo y encuentra indicios para saber la capacidad de resistencia de los edificios. Analiza detalles como si las grietas son más verticales u horizontales o si el edificio se ha colapsado desde el primer piso para poder coordinar el resto de la acción.

Tras un primer análisis humano de la situación entra en juego el papel clave e imprescindible de la tecnología. En primer lugar se activan los satélites para cartografiar la situación en tiempo real. En el tsunami de Japón de 2011 los satélites permitieron localizar la situación de las carreteras y los edificios antes y después de la devastación para poder coordinar sobre el terreno los lugares en los que buscar a víctimas atrapadas. El uso de estos satélites no depende del país afectado, es una ayuda internacional. Se activa la Carta Internacional sobre el Espacio y las Grandes Catástrofes, un sistema de cooperación de las grandes agencias espaciales que permite activar más de 60 satélites sobre una misma zona.

Además de los satélites, los drones pueden ser de gran utilidad. España ya ha enviado algunos para ayudar en las labores de rescate ya que cubren lo que no cubre el satélite. En Sichuan, China en el año 2011 sirvieron para localizar a un anciano atrapado. Reconocen el terreno a poca altura aportando fotos y detectando el calor humano gracias a cámaras térmicas y por tanto, son muy útiles a nivel superficial.

Los satélites y los drones basan su tecnología en la superficie, en lo que se ve, pero ¿qué tecnología se usa entonces para lo que no se ve? Se usa un aparato llamado 'Finder' diseñado por la NASA. Es un maletín que localiza sonidos bajo la tierra, aquellos sonidos muy pequeños como latidos de corazón o respiraciones. Empezó a usarse en un terremoto en Nepal donde permitió rescatar a cuatro hombres que llevaban días atrapados bajo dos estructuras diferentes y lo hicieron gracias al sonido de sus latidos.

Además ante situaciones de emergencia como estas las empresas privadas también ayudan a encontrar desaparecidos. Facebook por ejemplo tiene programas de reconocimiento facial con una fiabilidad que supera el 97%. Esta tecnología permite rastrear entre centenares de miles de fotos publicadas por los usuarios a la busca de un rostro determinado y poner el 'big data' al servicio de las autoridades.

Otra de las herramientas fundamentales es el GPS. Se usa para geolocalizar a una persona herida, a través de su móvil, pero también sirve al voluntariado para impedir que rastreen lugares por los que ya han buscado otras personas.