La Cámara de Representantes se prepara para votar la posible expulsión definitiva del congresista republicano George Santos. Según el informe de la Cámara, Santos "robó descaradamente dinero de su campaña", siendo este solo el culmen de una lista de 23 delitos y una interminable cadena de mentiras.

Y es que, desde que fuera elegido en el tercer distrito newyorkino el año pasado, los indicios sobre falsificaciones en su currículum, origen étnico y hasta sobre su orientación sexual han plagado su trayectoria. A pesar de las acusaciones y su detención, Santos se aferró al escaño hasta que finalmente reconoció que será apartado del Congreso, cargando con el peso de sus engaños.

Admitió inventarse capítulos enteros de su vida, desde estudios en instituciones de élite hasta trabajos en Wall Street, pasando por falsas hazañas familiares. Declaró que su madre fue superviviente del 11-S, cuando ese fatídico día se encontraba en Brasil. Incluso, llegó a afirmar ser de ascendencia ucraniana y latina, judío y católico, creando una red de mentiras que ha sorprendido a propios y extraños.

El escándalo se agrava con acusaciones de fraude financiero, en el cual se le imputa el cobro fraudulento de beneficios de desempleo, estafas a veteranos de guerra y, especialmente, el uso ilícito del dinero de su campaña. Fondos destinados a caprichos personales como viajes, estancias en hoteles de lujo, centros de spa, ropa exclusiva y hasta suscripciones en cuentas de OnlyFans, evidencian un desprecio total por la ética política.

En medio de estos señalamientos, Santos se autoproclamó como el primer congresista republicano abiertamente homosexual, aunque también aseguró estar casado con una mujer. Un pasado drag en Brasil, revelado con una imagen suya durante un desfile del orgullo en Río, añade ironía al político que, paradójicamente, criticaba eventos similares por no ser aptos para niños.

La situación llega a su punto álgido con el informe del Comité de Ética de la Cámara, que lo acusa de 23 delitos federales. Santos habría saqueado fondos de su campaña para financiar caprichos personales y maquillar ilegalmente sus finanzas. La votación para su expulsión se avecina, marcando un hito histórico que podría convertir a Santos en el primer republicano expulsado del Congreso en casi dos siglos y medio. En un país polarizado, este caso refleja la gravedad de las acciones de un político que, incluso, ha forzado al propio Partido Republicano a desecharlo.