Esta semana se cumplen tres años de la muerte de Julio Anguita, maestro y político. Fue alcalde de Córdoba, secretario general del Partido Comunista y coordinador general de Izquierda Unida. Sin él no se entiende la política española de los últimos 40 años. Una forma de conocerlo y redescubrirlo es a través de sus frases.

  • En campaña electoral el término libertad es de los que se manosean una y otra vez. Su significado se retuerce sin miramientos. Julio Anguita la entendía así: "Si no tenemos para vivir dignamente no somos libres".
  • Sobre el concepto de la dignidad va otra de las frases que Julio Anguita dejó para la historia: "La dignidad es la pieza clave para vivir bien, porque con la dignidad no se come, pero un pueblo sin dignidad se pone de rodillas y termina sin comer".
  • Julio Anguita vivió la Transición en primera línea y esto es lo que opinaba de ese periodo: "La Transición fue un apañito para que el poder económico del franquismo se bañase en el Jordán democrático y siguiera mandando económica y políticamente. En España quien más tiene no paga, evade, engaña, defrauda, estafa y se queda con la parte mayoritaria".
  • En una asamblea de Izquierda Unida hace ocho años, lo normal es que pidiera el voto para su antigua formación. Pero no. Él creía que lo importante no era votar a una formación u otra. Había que votar a un político por el ejemplo que daba. Por su decencia: "Lo único que os pido es que midáis a los políticos por sus hechos y aunque sea de extrema derecha si es un hombre decente y los otros unos ladrones, votar al de extrema derecha. Votad al honrado y no al ladrón, aunque tenga la hoz y el martillo".
  • Julio Anguita no entendía cómo políticos corruptos salían elegidos una y otra vez. No entendía a los que, a pesar de todo, les votaban. Esos votantes, a los que llamaba "apolíticos". Le daban miedo: "La gente que vuelve a votar a ladrones es responsable de lo que está pasando".
  • Julio Anguita tuvo que vivir una terrible tragedia en vida. La muerte de su hijo. Julio Anguita Parrado fue asesinado en Irak en 2003. Era corresponsal de guerra y murió alcanzado por un misil iraquí el 7 de abril de 2003. Es increíble ver la entereza con la que su padre hablaba de la muerte de su hijo. Una tragedia que Julio Anguita convirtió en toda una lección de vida: "Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen".