El municipio navarro de Villarroya logró en las elecciones del 23J que todos sus vecinos votasen en 26 segundos. Hay truco: solo siete vecinos estaban convocados; tres de ellos estaban en la mesa, así que solo cuatro tuvieron que hacer la cola.

Se notaba la tensión en el ambiente porque había que batir un récord, y se consiguió: en el 28M votaron en 29 segundos; en las generales tardaron tres segundos menos. Objetivo cumplido. Pero cuidado, porque nos vemos en la obligación de que este récord pase por el VAR.

Nuestros expertos han detectado tres acciones polémicas: primera, la cara de una de las votantes no coincide con su DNI. Es cierto que las fotos de los documentos de identidad son siempre horribles, pero todo apunta a que en el suyo la foto es de un señor con bigote. Seguro que tiene una explicación, pero nosotros no la conocemos.

La segunda acción polémica en la que entra el VAR la protagoniza el hombre que cierra la votación. Sobre las urnas, como es habitual, hay un sobre para que nadie pueda meter una papeleta en un descuido. El caballero en cuestión sin querer lo golpea y sale volando. El presidente de la mesa se lo da de vuelta, pensando que es suyo, y el votante lo mete en la urna, a pesar de que ya había votado. El hombre metió dos sobres en la primera urna, en lo que parece un descuido, y luego ejerce también el derecho al voto en la segunda urna. Técnicamente, estaríamos ante una irregularidad.

Dejando a un lado la polémica, también hemos visto que para batir un récord hay que estar muy atento. Por ejemplo, un codazo es la diferencia entre tardar 26 segundos o no conseguir el récord. Con un codazo doble y la rápida reacción de la persona en cuestión, se arregla el contratiempo. Lograr ese récord también conlleva que la prensa pida al presidente de la mesa que se aparte. Nadie dijo que lograr un récord fuese fácil. Desde laSexta Clave, nuestra felicitación a Villarroya.