El mundo se prepara para la vigésimoctava Cumbre del Clima, salpicada por el cinismo y la polémica respecto al lugar en el que se celebra: Emiratos Árabes, un país cuyo 30% del PIB viene directamente del petróleo.

El mundo está llamado a ajustar cuentas con los combustibles fósiles, pero lo hace en una cumbre en la que, de sus 20 patrocinadores, solo uno se ha comprometido con la ONU a reducir sus emisiones de gas de efecto invernadero. Y un país que, según ha expuesto 'The Guardian', tiene como objetivo principal organizar esta Cumbre de manera que impulse al máximo sus compañías nacionales de petróleo y gas.

Por este motivo, y en un momento crucial de la historia para el ecologismo, Emiratos Árabes, ha escogido como presidente de la cumbre al CEO de la petrolera oficial del país. Sultan Al Jaber dirige la petrolera más importante de Emiratos Árabes, la novena del ránking mundial que más daño ha provocado al medio ambiente y, ahora, batiendo récords de beneficios con el petróleo, va a liderar la Cumbre del Clima en la que se debería acordar la reducción del uso del petróleo.

La comunidad internacional lo ha aceptado, porque Sultan Al Jaber es, a su vez, el director de la empresa de energías renovables de Emiratos Árabes. Así, países como Estados Unidos o algunos estados europeos, han aceptado su presidencia al considerar que Al Jaber tiene las claves para recortar en combustibles fósiles.

Lo cierto es que la intención manifiesta de Al Jaber es aumentar aún más sus beneficios con el petróleo este año. Pretende vender un millón de barriles de crudo más cada día, mientras se postula como el encargado de hablar de petróleo y gas con los países y empresas de todo el mundo en la Cumbre del Clima.

No es la única contradicción que rodea la COP28. Otra empresa de Emiratos Árabes que dirige un jeque de la familia real ha comprado recientemente terrenos forestales del tamaño de todo Reino Unido repartidos en cinco países de África. Su objetivo es conservarlos y así crear créditos de carbono para venderlos a otras empresas. El negocio se basa pagar por conservar para, después, contaminar. En concreto, se trata de destinar dinero a la conservación de bosques para conseguir un crédito de carbono y obtener el derecho a emitir una tonelada de CO2.

La COP28, en un momento clave

La COP28 llega en un año en que van a volver a batirse récords de temperatura y mientras no solo no estamos ni cerca de contener el calentamiento global por debajo de los dos grados (como se firmó en París en 2015), sino que, con las políticas actuales, la temperatura del planeta va a subir tres grados, el doble de lo que pide la ciencia para que asegurar la supervivencia de nuestra especie.

Un hecho que solo se puede frenar con emisiones cero de gases invernadero (de aquí a 2050). Para ello, hay que abandonar el petróleo, el gas y el carbón. Un extremo que no parece convencer al anfitrión de la Cumbre, que habla de "triplicar las renovables y duplicar la eficiencia energética" en su eslogan dibujando un futuro que no rechaza los combustibles fósiles.

Con este marco, es difícil aventurar el resultado de la Cumbre de Dubái, que refleja un mundo dividido en tres: países que viven de los combustibles fósiles, países que tienen bastante clara la apuesta por las energías renovables y Estados en vías de desarrollo sin recursos para hacer frente a una emergencia climática que les afecta de lleno.

La postura de España

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viaja este jueves a Dubái para participar en la COP28 con un mensaje de compromiso y ambición por alcanzar los objetivos de los acuerdos de París en la lucha contra el cambio climático.

El presidente intervendrá en la denominada Cumbre de Acción Climática Mundial con la que se inaugura la COP y que reúne a decenas de jefes de Estado y de Gobierno, junto a cientos de ministros y otros altos representantes gubernamentales y de organismos internacionales.

A lo largo de la jornada, Sánchez tiene previsto intervenir en esta sesión global y participar en algunos de los foros específicos para impulsar la Agenda de Adaptación, destacar la importancia de la Agenda de Mitigación y apoyar la reforma de la arquitectura financiera que permita movilizar los fondos necesarios para hacer realidad la transición.

El liderazgo de España en estas cuestiones es reconocido por la ambición en los objetivos fijados para sí mismo y por el espíritu constructivo con que acude a estas citas internacionales, señalan fuentes oficiales, que subrayan que la lucha contra el cambio climático es una de las prioridades del Gobierno.

Además, el presidente tiene previsto mantener reuniones con líderes internacionales, como el presidente de Brasil, Lula da Silva, actual presidente de Mercosur; con empresas del sector, como Cepsa y Maersk, y fondos de inversión, como el CEO de Mubadala, aunque esta última está pendiente de confirmarse por problemas de logística.

También participará como co-organizador en foros como el desarrollado junto a la Comisión Europea sobre cómo impulsar los mercados de carbono, en el que Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, presentarán el mecanismo adoptado por la UE y sus buenos resultados.