No hace tanto que en España un grupo de ultraderechistas podía entrar a un despacho de abogados laboralistas y asesinarlos a tiros. Hoy ha salido de la cárcel Carlos García Juliá, uno de los autores de la matanza de Atocha.
Fue condenado a 193 años de prisión, pero sólo ha cumplido 14 por haber asesinado a tres abogados de Comisiones Obreras, a un estudiante de derecho y a un administrativo la noche del 24 de enero de 1977. Junto a él hubo otros cinco implicados, pero solo cuatro fueron condenados.
La primera de ellas fue a Francisco Albadalejo, el considerado autor intelectual del atentado. Fue quien coordinó, ideó e instó a cometer los crímenes, y por ello fue condenado a 73 años de cárcel.
Francisco Albadalejo murió entre rejas y su comportamiento era conocido por todos. Luis Pérez, represaliado por el franquismo, afirma que siempre llevaba una pistola encima: "Era de los más profesionales del crimen".
Leocadio Jiménez Caravaca y Gloria Herguedas fueron colaboradores necesarios del crimen. El primero fue quien suministró las armas y por ello cumplió cuatro años dos meses y un día antes de su fallecimiento en prisión. Gloria Herguedas era la pareja de uno de los pistoleros y a pesar de que aseguró que no se había enterado de nada fue acusada de encubrimiento. Por ello pasó un año en la cárcel.
Tres pistoleros
Además hubo tres pistoleros, tres personas que abrieron fuego contra los abogados en aquel despacho de Atocha 55. El primero de ellos es José Fernández Cerrá, un 'psicópata-fanático', según uno de sus informes médicos que se presentaron durante el juicio. Fue condenado a 193 años de prisión en un juicio en el que se le pudo ver reírse de las víctimas. Tan solo cumplió 15 años, y nunca pagó las indemnizaciones de millones de pesetas para las víctimas mortales.
Era ultraderechista y nunca lo escondió. De hecho, se le puede ver en una fotografía junto a Blas Piñar e incluso hay quien afirma que al ver una película sobre la matanza de Atocha en la cárcel llegó a espetar: "Tendríamos que haber matado a más gente". La escritora Rosa Montero, que le entrevistó en prisión, afirmaba que daba miedo: "Era un niño bien, muy frío. A mí ese tío me pareció peligroso".
Hace dos años fue fotografiado saliendo de su casa. Amenazante, con el bastón en mano, gritaba al fotógrafo "¡ven aquí hijo de puta, te voy a matar!". Actualmente reside en Alicante, donde ha montado dos empresas. Es un nostálgico de Franco, y así lo comparte con sus amistades. Además, milita en la falange.
Fernando Lerdo de Tejada fue otro de los pistoleros, su labor fue vigilar en la puerta, pero huyó antes del juicio. Pedían para él 1.500 años de cárcel, pero pidió un permiso para ir a una boda y nunca regresó.
En 1980 le localizó la revista Interviú. Estaba en el Chile de Pinochet donde aseguraba estar viviendo una vida tranquila en la que se había recuperado el orden y la prosperidad. Llegó a afirmar que no se arrepentía.
Pero, ¿podría ser juzgado en la actualidad? Lo cierto es que en el año 2015 prescribió su búsqueda y captura, por lo que en la actualidad podría volver a pasearse por las calles de Madrid.
Carlos García Juliá fue el tercer pistolero. Fue el que más disparó, gastó al menos seis tiros, por lo que se le atribuyen al menos dos de los asesinatos. Fue condenado a 193 años de prisión, salió en 1991 tras cumplir 14 años y en 1994, cuando estaba en risión condicional, huyó. Un poco antes, en 1993, dio una entrevista en Antena 3 donde afirmó que fue "un terrorista" y una persona "que se saltó la ley con todas sus consecuencias".
Sin embargo, en el 1996 fue condenado en Bolivia por tráfico de drogas y por financiar paramilitares. Fue detenido en Brasil y España pidió su extradición: le faltaban por cumplir 3.800 días, pero ha cumplido 287 tras su salida de prisión hoy.
Habla un testigo del crimen
Alejandro Ruiz Huerta es el último superviviente de la matanza de Atocha. Ahora, ha contado cómo vivió el asalto al despacho laboralista: "Mi querido amigo Enrique tapó mis zonas vitales y me quedó solo al aire mi pierna derecha, en la que recibí cuatro impactos de bala. Tengo la suerte de que en el primer impacto me da una bala en el bolígrafo que llevaba en la camisa, y solo fue eso".
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