En un testimonio conmovedor ante el Europarlamento, la viuda de Alexei Navalni reveló las horribles condiciones que sufrió su marido bajo detención rusa. "Navalni fue torturado durante tres años, le hicieron pasar hambre en una celda minúscula, aislado del mundo exterior y sin visitas, llamadas y cartas", ha compartido, una narrativa que pinta un sombrío panorama de la justicia en Rusia y que hoy resuena con la condena a Oleg Petrovich Orlov.

La reciente condena de Oleg Orlov a 30 meses de prisión por un tribunal ruso marca un nuevo capítulo en la continua represión del estado contra la disidencia. Orlov, aplaudido al ser condenado, ha sido comparado con Navalni, simbolizando la resistencia contra el autoritarismo. Su 'delito' fue expresar preocupaciones sobre el rumbo de Rusia hacia el fascismo, evidenciando una vez más el peligro de hablar en contra del régimen.

Orlov no es un disidente ordinario; es un laureado del Premio Nobel de la Paz, reconocido por su trabajo con la ONG 'Memorial', dedicada a preservar la memoria de las represiones soviéticas y documentar las actuales. La disolución de 'Memorial' por parte de Putin y la posterior condena de Orlov resaltan el creciente clima de represión en Rusia, asestando un golpe devastador a la comunidad internacional de derechos humanos.

La determinación de Orlov de permanecer en Rusia, a pesar de las crecientes amenazas a su libertad, habla de su compromiso inquebrantable con la lucha por la justicia y los derechos humanos. Su participación en el intercambio de rehenes en 1995 y sus esfuerzos por mediar un alto al fuego en Chechenia ilustran la profundidad de su dedicación.