Baleares defiende su posidonia. Las islas se preparan para recibir a miles de turistas este verano. Muchos de ellos navegarán por sus aguas y el Gobierno balear activará 18 embarcaciones para vigilar que sus fondeos no perjudiquen a la posidonia.
Las Islas Baleares es la comunidad autónoma que posee la mayor superficie de posidonia. Y está dispuesta a protegerla porque para seguir disfrutando del mar Mediterráneo como lo conocemos hasta ahora, o lo hacemos con posidonia o desaparece. La posidonia es una planta submarina y es el pulmón del Mediterráneo. Se encarga de capturar el CO2, producir oxigeno, proteger las playas, ya que hacen de barrera cuando hay temporales: y en ellas viven hasta 1.000 especies marinas. Son también las encargadas de la transparencia del agua del mar. Gracias a la posidonia existen aguas cristalinas en las costas de Baleares.
Si desapareciera la posidonia no solo desaparecerían las playas paradisíacas del Mediterráneo y toda la fauna que vive allí. El problema es que la posidonia, además de generar oxígeno, almacena el CO2. Si desaparece, todo ese CO2 guardado vuelve a la atmósfera. Se calcula que toda la extensión de posidonia tiene la misma cantidad de CO2 almacenada que el 90% de CO2 que han emitido los países mediterráneos desde la revolución industrial hasta hoy.
La posidonia es una planta endémica del Mediterráneo. Solo vive en este mar. Las praderas de posidonia se extienden desde el norte de Cataluña hasta el estrecho y donde más se concentra es en las Islas Baleares. Allí está el 60% de toda la posidonia que existe en el mediterráneo. Son casi 650 kilómetros cuadrados. En el trozo entre Ibiza y Formentera habita la pradera más antigua de todas: plantas que tienen 100.000 años.
Desde los años 60 ha desparecido casi un 40% de esa posidonia por culpa del ser humano. El cambio climático está haciendo que el Mediterráneo esté cada vez más caliente y que la posidonia se vaya muriendo. También la mata el vertido de residuos al mar, la pesca de arrastre ilegal u otra fundamental: el fondeo de los barcos. La gente que llega y lanza el ancla de su barco encima de una pradera de posidonia.
Aquí es donde entra el plan de las Islas Baleares para vigilar a los barcos y que no fondeen encima de las praderas de posidonia. Si lo hacen, al ser una especie protegida, se enfrentan a sanciones que pueden ir desde los 100 hasta los 450.000 euros. Esta última multa en el caso de destruir más de diez metros cuadrados de pradera de posidonia. El problema es que hay que certificar con fotografías esa destrucción.
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