La Unidad Valenciana de Emergencias (UVE), ideada por el Gobierno de Ximo Puig, prometía ser la nueva herramienta para la gestión de emergencias en Valencia. La UVE se presentaba como una solución moderna y especializada, pero el siguiente ejecutivo, liderado por el popular Carlos Mazón, la eliminó. Lejos de parecerse a la UME, se planteaba esta unidad como nueva manera de enfrentar la gestión de catástrofes o desastres. Así, se preveía crear un grupo de profesionales formados en emergencias; especializados para dar una mejor respuesta a estas situaciones desde el mando, desde la gestión de pensar cómo solucionarlo.

A día de hoy, en una emergencia, en el caso de la Comunidad Valenciana o casi en cualquier otra autonomía, el mando técnico, las decisiones que se toman en la zona, corresponden a responsables locales o provinciales, que son los que cuentan con los medios como los bomberos, los primeros en llegar o los que tienen competencias. Con la Unidad Valenciana de Emergencia, en casos excepcionales, ese puesto de mando habría recibido a un equipo especializado en la crisis concreta a la que se estuvieran enfrentando.

Esto es, para asesorarles, para ayudar o para sugerir soluciones. Esta era la novedad principal. Esta idea no gustó administraciones locales o grupos de bomberos, pues lo veían más como intromisión y cuestionamiento que como ayuda. En cualquier caso, esta iniciativa no se llegó a desarrollar. Si bien se aprobó en febrero de 2023, en mayo el Partido Popular ganó las elecciones, y en noviembre Mazón derogó la unidad.

Lo cierto es que al actual president valenciano no le gustaba esta idea. Consideraba que no era más que un chiringuito, duplicar estructuras... Sobre el papel, se contemplaba aumentar recursos en los bomberos competencia de la Generalitat: los bomberos forestales, encargados principalmente de incendios en el campo, a los que quería dotar de más competencia.