En Ucrania han vivido este lunes la revancha de Putin: bombardeos a civiles en respuesta al sabotaje del puente de Crimea. Un total de 12 provincias han sido bombardeadas en el mayor ataque en meses, y es que lo que han vivido los ucranianos en las últimas horas solo comparable a lo que vivieron en las primeras semanas de guerra.

No estamos hablando de los clásicos ataques al sur y al este, junto al frente de batalla. Esta vez los misiles han golpeado a la capital, Kiev, y a otras ciudades próximas a la frontera con Polonia como Leópolis o Ternópil. Lugares que desde el inicio de la invasión se consideraban las zonas más seguras del país.

Al menos 14 personas han muerto y 64 han resultado heridas en ataques directos contra la población civil en Zaporiya, Mikolaiv, Dnipro o Leópolis. Los misiles se han dirigido a centrales eléctricas, de telecomunicaciones y plantas de tratamiento de aguas, lo que ha provocado cortes de energía.

Tras ese ataque aéreo masivo sin objetivos militares, Zelenski ha acusado al Kremlin de buscar el pánico y el caos causando el mayor daño posible. Pero entre los analistas aparece una idea: esta respuesta de Putin podría ser un símbolo de debilidad.

Las bombas no caían en la capital, en Kiev, desde junio, y este lunes ha sido la ciudad más golpeada de Ucrania. Las alarmas antiaéreas han vuelto a sonar cuando hacía meses que no veíamos carreras hacia el metro y otros refugios para protegerse de las bombas.

A primera hora de la mañana ha estallado el suelo de cristal de ese puente peatonal, una de las atracciones turísticas de la capital. Los bombardeos han causado aquí cinco muertos, medio centenar de heridos y graves daños en edificios residenciales, de oficinas y organismos públicos como el Ministerio de Educación. Viviendas y vehículos también han sufrido daños en una calles más concurridas de Kiev.

También ha sido atacado con un misil el consulado alemán, ubicado en el distrito donde se encuentran los principales edificios históricos y administrativos de la ciudad. Está en desuso desde el primer día de invasión pero no es un objetivo cualquiera, es un mensaje claro a la Unión Europea. Alemania ya ha respondido mandando un sistema antidefensa para proteger a la población civil en Ucrania.

Drones suicida y misiles: las armas del ataque

El ataque ruso ha tenido dos modalidades: la primera han sido los drones suicidas. Rusia ha detonado un total de 17 de fabricación iraní. La segunda vía empleada en el ataque ruso son los misiles: 83 han sido lanzados por Rusia. De esos, 40 han impactado en territorio rus y 43 han sido derribados por las defensas antiaéreas, suministradas por Occidente y que son la única esperanza de Ucrania para evitar los ataques aéreos.

Pero si hay una cosa que llama la atención en este ataque es que los misiles usados son de alta precisión. Putin ha sacado su mejor arsenal, y lo ha hecho para atacar población civil y, en cualquier caso, objetivos poco valiosos.

¿Qué explicación tiene? Jesús A. Núñez Villaverde explicaba esta mañana en Al Rojo Vivo que de esta manera Putin demuestra que puede seguir causando víctimas civiles de manera indiscriminada con muchas armas que tiene aún por usar.

El ataque se ha llevado a cabo desde buques ubicados en el Mar Caspio y el Mar Negro. De esos 83 misiles lanzados, tres han sobrevolado espacio aéreo de Moldavia, algo que el Gobierno moldavo ha calificado de "absolutamente inaceptable".