Rusia y Occidente enseñan músculo diplomático a la vez y no es casual. Así, mientras las potencias occidentales mostraban su unión con una cumbre de ministros de Defensa de la OTAN, esta ha tenido su contrapunto en la cumbre asiática celebrada en Kazajistán, en la que Vladímir Putin ha mostrado al mundo quiénes son sus aliados.

Algunos de ellos, fieles, como Bielorrusia; otros que juegan a dos bandas, como Turquía; y otros, países con los que está intentando activar relaciones, como Catar. Cada uno con sus matices, pero todos se han prestado para la foto de familia, rodeando a Putin en un momento muy delicado.

Y es que Putin busca 'amigos', entre los que destaca el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que ha vuelto a ponerse el traje de mediador para pedir, ante Putin, "un alto el fuego cuanto antes" en Ucrania. Poco después, se ha reunido con su homólogo ruso, un encuentro del que no ha surgido ningún alto al fuego, pero del que Turquía sí ha sacado algo: Putin le ha ofrecido convertirse en el nuevo gran distribuidor del gas ruso a Occidente.

Un plan para que Erdogan siga haciendo caja con la guerra. En este sentido, el analista Pedro Rodríguez ha incidido en Al Rojo Vivo en cómo el presidente turco se está beneficiando del conflicto, puesto que "ha sido capaz de vender drones a Ucrania y de criticar las sanciones occidentales", mientras "las cifras de comercio entre Rusia y Turquía van camino de duplicarse de un año para otro".

Putin también se ha reunido con el emir de Catar. Sin embargo, en este caso no todo han sido buenas palabras, y es que el mandatario ruso está enfadado con el país árabe por tres razones: cada vez vende más gas a la Unión Europea, ha sido crítico con las anexiones de territorio ucraniano y, además, el jeque Al Thani llamó hace unos días a Volodímir Zelenski y le preguntó por los últimos bombardeos rusos. Así que este, si es amigo, es díscolo para Rusia, que sabe del poder económico de Catar y quiere sumarle a su 'equipo'.

El tercer país con el que Putin quiere llevarse bien es Marruecos, firmando un acuerdo para cooperar en materia de energía nuclear, eso sí -dicen-, con fines pacíficos. Un proyecto que llevaba estancado cinco años y se ha reactivado justo ahora. Pero puede haber trampa: tal y como explica Ignacio Cembrero en 'El Confidencial', "la iniciativa de Moscú tiene escasos visos de concretarse, pero con ella Vladímir Putin intenta demostrar que, pese a la guerra, puede estrechar relaciones incluso con países afines a Occidente", como es el caso de Rabat.

Así, Putin intenta sumar aliados. Pero, estos acercamientos, ¿le hacen más fuerte o en el fondo demuestran su debilidad? A juicio del profesor Oscar Vara, el mandatario ruso "está en una situación de debilidad y todo lo que está haciendo, precisamente estos aspavientos, apuntan en ese sentido". "Quiere buscar una salida y que esa salida en cierto modo se la provoquen los países que están viéndose perjudicados por la crisis que él ha iniciado", ha apuntado en ARV.

¿Y por qué Rusia se empeña tanto en demostrarle al mundo que sí tiene amigos? Porqueen la ONU está más sola que nunca: 135 países han condenado las recientes anexiones en el este de Ucrania tras los pseudo-referendos y solo cinco han votado a favor: además de Moscú, Corea del Norte, Siria, Nicaragua y Bielorrusia. China, por su parte, se ha abstenido y no ha apoyado en Naciones Unidas la anexión ilegal del Donbás, Zaporiyia y Jersón.

Así, Putin busca alianzas mientras algunos amigos le dan la espalda y sus enemigos le mandan mensajes muy duros: el representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha llegado a avisar de que "cualquier ataque nuclear contra Ucrania tendrá una respuesta" que, si bien no será una respuesta nuclear, sí será una respuesta militar tan poderosa "que el ejército ruso sería aniquilado".