Más de 2.000 personas, con sus miedos, sus preocupaciones y sus derechos, siguen esperando una respuesta en el Puerto de Arguineguín, un campamento provisional levantado por el Gobierno en agosto.

Hasta allí han llegado en patera centenares de personas en los últimos meses que viven hacinadas en un muelle en unas condiciones inhumanas. Algunos llevan allí varios días durmiendo a ras de suelo y a la intemperie.

El Gobierno ha realojado hoy a varios migrantes en complejos turísticos de la isla después de que pasaran varias horas en la calle y, por ello, el Partido Popular y Podemos en Canarias han pedido la dimisión del Ministro Marlaska. También lo ha hecho la diputada canaria, Ana Oramas, que suplicaba hoy la actuación inmediata del Gobierno.

Todo esto está pasando en Canarias con un Gobierno progresista. Con Podemos y el PSOE en La Moncloa. Por eso, Rodrigo Blázquez se ha hecho la gran pregunta: "¿A qué espera el Gobierno para solucionar lo que está ocurriendo en Gran Canaria?".

Al margen de las responsabilidades políticas, es necesario indagar en los motivos que llevan a Canarias a ser el foco de la migración. El motivo es que algunas de las rutas tradicionales para llegar a España están prácticamente bloqueadas.

Es el caso de las rutas que salen desde el centro de Europa a Marruecos y Argelia, llegando a Ceuta y Melilla o cruzando el Mediterráneo y el Estrecho de Gibraltar. Por el contrario, la mayoría de las embarcaciones están saliendo desde Senegal, Mauritania y el Sáhara Occidental hasta las Islas Canarias.

Los migrantes están teniendo obstáculos en las primeras porque con el COVID las fronteras se han blindado en el norte de África. Países como Marruecos, Argelia o Libia no permiten la entrada de extranjeros, por lo que es mucho más difícil penetrar en ellos.

Sin embargo, eso no significa que las rutas hayan desaparecido, sino que se han buscado rutas alternativas. Si nos fijamos en los datos, en el 2019 llegaron unos 1.500 migrantes a las Islas Canarias, mientras que en 2020 ya son más de 16.700.

Si lo comparamos con el resto de España podemos ver que sucede lo contrario, han llegado unas 8.000 personas menos que en 2019. Además, este año han llegado más migrantes por tierra y mar que el año pasado.

Según datos de Acnur, el 40% de los migrantes que llegan de esta manera a España son de Argelia. El motivo podría deberse a la inestabilidad que atraviesa este año el país con la caída del precio del petróleo por la crisis de la COVID, un hecho que ha azotado al desempleo del país.

Pero a la pregunta de si realmente este año están llegando más migrantes a las costas españolas, la respuesta es negativa: han llegado más migrantes que el año pasado, pero no es ni mucho menos el año con más afluencia. Estamos muy lejos de las llegadas de hace un par de años, cuando se superaron las 50.000 personas.

Un dato importante es que, a pesar de lo que pueda parecer, la llegada de migrantes sin papeles no se produce mayoritariamente desde África. Tan solo suponen un 10% frente al casi 80% que llegan desde América Latina, que no alcanza territorio español por mar, sino mediante vuelos regulares.