Cuando parece que la política española no puede alcanzar un grado más en términos de crispación, la realidad nos demuestra que siempre hay un escalón dialéctico más, especialmente entre los dos grandes partidos de nuestro país. PSOE y PP se han dedicado en lo que llevamos de semana palabras muy gruesas, con el senador Raúl Valero Mejía pidiendo a los socialistas que le llamasen sinvergüenza "a la cara" o con Javier Sánchez Serna (Podemos) llamando a la pareja de Ayuso "el novio de la muerte".

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, ha querido llamar la atención a PSOE y a PP, a quienes ha echado en cara el "vergonzoso" tono que han empleado. "Esto cada vez es peor. No sé qué espectáculo estamos dando ni qué pretenden unos y otros", ha lamentado a su salida del hemiciclo.

Entre medias, peticiones de dimisión del PSOE contra Ayuso, menciones a Pablo Casado, ataques contra la ley de amnistía, contra la mujer de Pedro Sánchez e incluso contra la mujer de Feijóo. "Dudamos de si tenemos un Gobierno o nos gobierna una camorra", ha llegado a afirmar Sergio Sayas.

En definitiva, la política española se encuentra sumida en el barro más absoluto, un barro del que parece que nadie quiere salir. Todo parte de una estrategia en la que hay una clave: quien se baje del barro, pierde. Lo cierto es que esta estrategia beneficia tanto al PSOE como al PP, que visibilizan la polarización entre las dos fuerzas, neutralizan al resto de sus rivales y ganan en visibilidad e impacto. Por resumir, logran acaparar el foco de atención público.

¿Tiene fin esta crispación?

Los grandes perjudicados en esta pugna parecen claros y son los socios de los dos grandes partidos. Sumar y Vox se diluyen entre los mensajes grandilocuentes de PSOE y PP. Lo cierto es que esto no es nuevo, ya se ha visto en la época de Felipe González y José María Aznar.

El tirarse al barro permite neutralizar al contrario y en un clima de sosiego les beneficia para visibilizarse. Los expertos coinciden en que estos momentos suelen darse cuando un político está en un momento complicado y se lanza con todo a por su rival.

El contexto no parece que vaya a ayudar, ya que hay tres compromisos electorales muy importantes en los próximos meses (Euskadi, Cataluña y elecciones europeas), ambos partidos se encuentran amenazados por la sombra de la corrupción y también está el factor de las redes sociales. Se espera que esto acabe en algún momento, pero el final no será hasta dentro de un tiempo.