En la cumbre del G7, líderes mundiales y el papa Francisco han discutido sobre el impacto de la inteligencia artificial en la sociedad y la ética. El pontífice ha expresado su preocupación sobre cómo la IA podría exacerbar las desigualdades entre naciones y ser utilizada para desinformación y control social. Además, ha alertado sobre el riesgo de que la inteligencia artificial lleve al hombre a creerse como Dios y a la deshumanización, desde la perspectiva católica.
El papa, quien ha abordado este tema en varias ocasiones, designó a Demis Hassabis, experto en IA de Google, como miembro de la Academia Pontificia de Ciencias, una entidad de la Iglesia dedicada a ver cómo van los avances de la ciencia y si plantean problemas.
Aunque se plantean cuestiones morales, la aplicación práctica de la inteligencia artificial en la Iglesia católica parece improbable en el corto plazo, dado el valor de la presencia humana en los sacramentos y rituales religiosos.
Por ejemplo, en una iglesia alemana se hizo un experimento con un servicio religioso evangélico que lo dirigían unos avatares creados por IA y que reflexionaban con los principios del cristianismo, el experimento no convenció a los asistentes.
La 'francoesfera'
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Una cortina de humo El Partido Popular y otras formaciones de la derecha se oponen sistemáticamente a las iniciativas de memoria democrática. En lugar de apoyar las medidas para reparar a las víctimas del franquismo, argumentan que recordar el pasado es innecesario y distrae de los problemas actuales.